
(Dejé el orgullo atrás por un instante, me preparé a estar sola una vez más...)
Esta vez la distancia no te jugó una buena pasada...
y otra vez tuviste esa terrible sensación.
Nadie puede cubrir lo que nunca lleno,
ni extrañar lo que nunca tuvo,
sería como dibujar sin haber visto.
Convencida de que mi propia nobleza no es seguidora de represión
un día abrí
lo que debería no haber abierto nunca...
escuché lo que no merecía o quizás si... sólo Dios sabe.
Entre lágrimas y desconsuelo,
supe que no eras una mentira,
ni un lejano recuerdo,
ni la caricia sospechada de una llamada telefónica.
Supe.
Y tuve que repetir en voz baja todas las cosas que me prometí...
y tuve que repasar "que la inocencia me valga".
Y tuve que releer mi lista de deseos,
y tuve que cerrar los ojos y hacerle frente
a la clara realidad de que lo que soñaba no era más que un sueño,
que la perfección simplemente se resume en esa palabra
y entonces llega la realidad.
y vuelvo a repasar...
Nadie puede cubrir lo que nunca lleno,
ni extrañar lo que nunca tuvo,
sería como dibujar sin haber visto.
Y recordé que me hablaron de obstaculos,
y recordé que la única posibilidad de alcanzar un sueño era superándolos.
Y puse mi amor sobre tu amor,
mis lágrimas sobre tus palabras,
opté por el silencio y escuche a mi corazón,
te miré fijo a los ojos y porfin me sentí reflejada.
Supe ganarme tres cosas:
una nueva mirada,
un corazón a prueba de balas y
una nueva lista de deseos.